Cuando hablamos de personas tóxicas o malos compañeros, sabemos que podemos alejarnos de ellas, aunque sea difícil.
Por otro lado, en ciertas circunstancias, debemos aprender a manejar este tipo de personas, y tener relaciones con ellas todos los días, sin poder evitarlas. Esto es particularmente cierto en entornos profesionales, por ejemplo.
Además de ver a esta persona todos los días, debemos trabajar con ella, y lograr una meta concreta en parejas (o en grupo). Esto puede parecer desalentador, pero podemos manejar esta situación con éxito.
Colegas tóxicos o Malos Compañeros
Podemos diferenciar entre siete tipos de colegas tóxicos o malos compañeros que podemos encontrar en nuestro trabajo, o en cualquier entorno profesional que conozcamos:
El protagonista
Es una persona que siempre busca ser el centro de atención. Toma posesión de las conversaciones imponiendo sus puntos de vista. Siempre es muy competitiva y hará lo que sea para lograr sus objetivos.
El Informal
Lo informal nunca cumple con los plazos. Siempre llega tarde a su trabajo, reuniones, etc. La irresponsabilidad de este tipo de personas afecta a otros en un grupo de trabajo.
Los Chismosos
El lugar de trabajo es ideal para este tipo de personas. A la hora del café, el chismoso pasa su tiempo comentando e informando a los demás. A veces actúa como «espía» e informa a su superior de detalles sin importancia que perjudican a otros. Son muy malos compañeros.
Los Desmotivados
Uno de los peores colaboradores es el que hace su trabajo de manera ineficiente.
La persona desmotivada utiliza la ley del mínimo, lo que tiene un impacto negativo en el grupo de trabajo.
El Enfadado
El enfadado siempre parece muy ocupado. Por eso nunca te saludará ni te hará ningún gesto amable. No le gusta trabajar en grupo, porque prefiere el trabajo individual.
El Oponente
Es una persona que nunca está de acuerdo con las opiniones o decisiones de los demás. Es muy difícil trabajar con ella porque llegar a un acuerdo es una tarea imposible.
El Competidor
Su competitividad no tiene límites. No pierda nunca una buena oportunidad, porque estas personas siempre están a la búsqueda de tomar crédito por los méritos de los demás, para ser bien vistos por sus superiores.
¿Cómo Protegerse De Un Colega Tóxico?
Como hemos mencionado, es difícil evitar a un colega tóxico porque tenemos que trabajar con él todos los días. Entonces, ¿cómo podemos trabajar con él sin que nos afecte?
Para empezar, no deberías jugar su juego. La mejor opción es no dejarse llevar constantemente por alguien que está enojado o que siempre quiere estar en el centro de atención.
Debemos aceptarlo y darnos cuenta de que no hay nada que podamos hacer para cambiarlo, porque no tenemos forma de evitarlo.
Si realmente te afecta y no puedes evitarlo, piensa por qué te afecta tanto.
Cambia tu punto de vista, trata de tomar las cosas con humor y experimenta esta situación como una enseñanza de lo que no debes hacer.
Si tienes que aguantar a colegas tóxicos, nunca busques su aprobación, ya que les darías poder mientras te devalúas a ti mismo.
Ponga su orgullo a un lado y haga su trabajo lo mejor que pueda. Lo más importante es respetar a sus colegas aunque sean tóxicos.
¿Cuál Es El Lado Positivo De Tener Un Colega Tóxico?
Todos los malos compañeros o colegas tóxicos tienen el potencial de contaminarnos de negatividad. Sin embargo, incluso si es difícil de creer, muchos también pueden aumentar nuestra productividad.
Tener un colega chismoso, por ejemplo, puede ser beneficioso porque conecta y fortalece a un grupo.
Además de aumentar la productividad, ayudan a relajar el ambiente de la oficina, estimulan la solidaridad y generan un mejor rendimiento del grupo.
Todo el mundo habla de los demás, pero el problema surge si se utiliza como un mecanismo negativo o si creemos todo lo que se nos dice.
La persona que todavía no está de acuerdo también puede fortalecer al grupo. Nos permite ver otro lado del problema, sopesar la opinión opuesta y saber si nuestro plan va en la dirección correcta.
El acuerdo de todos facilita la toma de decisiones, pero también puede significar que algo no está funcionando.
El verdadero problema surge cuando el desacuerdo se convierte en un hábito y se pretende que se interponga en el camino. Ojo con esos malos compañeros de trabajo.